¿Cuál es la mejor profilaxis antibiótica para la cirugía del colon y recto?

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colon_transverso La cirugía que implica la resección de una parte o de la totalidad del colon con o sin el recto es realizada con mucha frecuencia en la práctica diaria de la cirugía digestiva, como parte del tratamiento del cáncer colorrectal y de la enfermedad diverticular de colon sintomática, fundamentalmente. Sin embargo, a pesar de la mejora en la técnica quirúrgica y de los cuidados perioperatorios, las complicaciones infecciosas continúan siendo muy elevadas y determinan en gran medida los resultados finales. Con el objeto de disminuirlas, en el momento actual se acepta que es necesario administrar antibióticos intravenosos 30 minutos antes de realizar la incisión quirúrgica, y repetir la dosis durante el procedimiento si se produce hemorragia cuantiosa o la cirugía se prolonga en el tiempo.

En marzo de 2014 se publicó en la revista Journal of the American College of Surgeons por el grupo de Nichols de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, Estados Unidos de América, una interesante revisión en la que se concluye que, en en base a la evidencia científica publicada a los largo de los últimos 50 años, este régimen antibiótico es insuficiente, a pesar de ser el más extendido.

Cuando se combinan la administración de neomicina y eritromicina oral durante el día antes de la intervención más antibióticos intravenosos 30 minutos antes de la cirugía, con o sin lavado del colon con laxantes potentes, se consiguen disminuciones muy significativas en la tasa de infección de herida quirúrgica, abscesos intra-abdominales y estancia postoperatoria, y todo ello sin aumentar las complicaciones, la más severa de ellas la diarrea infecciosa.

El motivo por el que este régimen de profilaxis antibiótica no se ha extendido no es del todo conocido, pero se postula como muy importante el interés de las compañías farmacéuticas, por otro lado fundamentales en la práctica médica, por introducir nuevos fármacos.

Antonio Jesus Gzlez rrss * Artículo escrito por el Dr. Antonio J. González.

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